martes, 3 de mayo de 2016

4. Leyes de Mendel


Gregor Mendel vivió y desarrolló su trabajo científico en Bron, pequeña ciudad del imperio que hoy pertenece a la República Checa; más concretamente en el monasterio agustino de dicha ciudad, del que llegó a ser abad. Mendel que a pesar de ser un desconocido para los hombres de ciencia de su tiempo poseía una sólida formación científica. El éxito del trabajo se fraguó con una acertada elección del material experimental así como de los caracteres a estudiar. Eligiendo para sus experimentos una planta ornamental que podría hibridarse manualmente, como lo eran las flores de Pisumsativum, y que eran fácil para la realización de fecundaciones cruzadas. El uso de esta técnica permitió a Mendel realizar cruzamientos controlados entre distintas variedades de la planta.  Por otra parte, Mendel fijó su atención en caracteres alternativos en cada experimento, teniendo mucho cuidado en registrar los datos cuantitativamente.
    Por tanto, el cruce más sencillo realizado por Mendel implicaba solo a un par de caracteres alternativos, denominándose cruce monohíbrido que consistía en una serie de cruzamientos entre razas puras fijando su atención en la transmisión de uno solo de los caracteres estudiados. Por ejemplo Mendel tomó dos razas puras de Pisumsativum, en una de los cuales las semillas eran de aspecto liso y en la otra de aspecto rugoso; estas dos razas puras constituían la generación parental (P) del cruzamiento. Usando la técnica de fecundaciones cruzadas. Al cabo de algunas semanas, cuando las flores hubieron fructificado, obtuvo varios centenares de semillas híbridas de la primera generación filial (F1). Todas estas semillas eran de aspecto liso. Luego planto semillas híbridas, muchas de las cuales germinaron dando lugar a una nueva generación de plantas. Mendel permitió que las flores de estas plantas se autofecundasen, y, cuando dichas flores fructificaron, obtuvo esta vez semillas que constituían la segunda generación filial (F2).

   A partir de estas observaciones Mendel realizo el cruce entre plantas de tallo alto, con plantas de tallo bajo. A estas plantas las llamó primera generación parental (P1) y las plantas que resultaron las denominó primera generación filial (F1), obteniendo plantas con tallo alto. Luego, permitió que las plantas de la F1 se autofecundaran y analizó la descendencia de la segunda generación filial (F2). Observando que de las 1.064 plantas 787 eran altas y que 277 eran enanas lo que lo llevo a la conclusión de que el carácter enano desaparece en F1, para luego aparecer en la generación F2. En tal sentido a esto se le denomina cruces recíprocos, en donde los resultados de los cruces monohíbridos podían realizarse en cualquier sentido, es decir, no importaba si era de origen del polen o del ovulo lo que demostraba que no dependían del sexo. Para cada carácter Mendel propuso la existencia de factores discretos quienes determinaban los distintos caracteres que expresaban cada planta y que pasaban sin cambio de generación en generación, utilizando estas ideas para poder explicar los resultados de los cruces monohíbridos.
Los siete caracteres que observó G. Mendel en sus experiencias genéticas con los guisantes


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